A veces, sonreír es la mejor forma de contribuir a cambiar el mundo.

lunes, 9 de junio de 2014

Dos palabras

Estaba leyendo algo en inglés. Sinceramente no estaba prestando mucha atención al texto y leía por inercia, casi sin procesar lo que el autor me estaba narrando. Cuando uno lee sin ganas suele fijarse cuántas hojas faltan para terminar el capítulo. Efectivamente eso hice: 1, 2, 3, 4, 5 carillas para terminar el capítulo 15.

En ese ir y venir de las páginas perdí el renglón por donde iba leyendo. Intenté buscarlo, pero al ojear la página algo me llamó la atención. Dos palabras que se separaban por un renglón, pero que eran estéticamente muy parecidas. Estaban ubicadas a la misma altura, a la izquierda, al comienzo del renglón. Ambas en mayúscula. Tenían casi las mismas letras: “Forgive” era la primera y “Forget” estaba un poquito más abajo.

Todas las demás palabras de la página se fueron esfumando, como cuando mojamos un cuaderno, que las palabras se chorrean. Sólo quedaron esas dos: Forgive y Forget. Perdonar y olvidar respectivamente.

¿No les llaman la atención?

Forg-ive. Forg-et.

Tienen la misma raíz. No sé si esto será tan así en la etimología de las palabras inglesas, pero tienen algo en común. Perdonar y olvidar tienen algo en común. Para perdonar hay que olvidar, o para olvidar hay que perdonar. Cualquiera sea la opción que uno crea correcta, estas dos palabras, aunque la etimología no lo permitiese, tienen algo para decirnos.

Y si tenemos ganas de sacarles alguna reflexión más a esas dos palabras podemos descomponerlas diferente: for-give; for-get. Para dar; para tener. El perdón se da, y el olvido es para quedárselo uno.

Cerré el libro, y lo dejé en la mesa de luz. Los pensamientos hicieron el resto.

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