A veces, sonreír es la mejor forma de contribuir a cambiar el mundo.

miércoles, 8 de mayo de 2013

La última vez

¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste?
No buscando una respuesta ni encontrando una certeza,
sino la última vez que te escapaste de lo cotidiano y te detuviste. }
No por cansancio ni por desidia, sino porque sí.

¿Cuándo fue la última vez que te detuviste y dejaste que todo a tu alrededor flotara?
Como quien se anima a desconectar las cosas,
a quitarles su carácter de utilidad,
a sacarlas de la lógica del cálculo.

¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que no sirviera para nada?
Para nada ni para nadie,
ya que las servidumbres se presentan de formas muy misteriosas.
Algo que no fuese pensado desde la ganancia, el interés o el egoísmo.

¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo porque sí?
No porque te convenía o porque lo necesitabas,
o incluso porque lo querías;
sino porque sí.
O al revés:
¿cuándo fue la última vez que la casualidad hizo con vos algo?
No algo productivo, ni profundo,
ni siquiera algo en sentido estricto.

¿Cuándo fue la última vez que le diste un abrazo a alguien?
No a tus seres queridos ni a personas conocidas,
sino a “alguien”,
no importa a quien.

¿Cuándo fue la última vez que diste?
No importa qué.
Un regalo no vale por lo que es,
sino que vale en tanto regalo.
Un regalo no vale.
Un regalo no es.
Se da y no vuelve.

¿Cuándo fue la última vez que te abriste?
¿O que no te cerraste?
¿O que demoliste tus puertas?
¿O que dejaste entrar al indigente?
¿O que ese otro irrumpió en vos y te llevó puesto?

¿Cuándo fue la última vez que recordaste?
No cuando vence la factura de gas o la fecha del examen,
sino que te recordaste como una trama, como una huella,
como parte del relato en el que te ves inmerso,
como el deseo de querer seguir narrándote.

¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
Simplemente lloraste.
De alegría, de tristeza, da igual.
Llorar, como quien expresa en ese acto primitivo la existencia viva;
como quien solicita, pide, ruega, pero no reclama, ni exige, ni cree merecer.

¿Cuándo fue la última vez que te perdiste?
No en esta calle o en este trabajo o con este proyecto compartido.
Perderse, dejándose llevar por ese acontecimiento imprevisible, dejándolo ser.
El mundo está repleto de carteles y señales.

El mundo está lleno de héroes que te proponen un formato industrial del ser uno mismo
y una carrera exitosa basada en el afianzamiento de lo que sos.
No importa qué sos, sino abroquelarte en lo tuyo,
o en los tuyos, y sobre todo erigir los muros que hacen del otro y de lo otro algo invisible.
Por eso perderse, como quien pasea sin rumbo, o habla con una tortuga,
o le pide perdón a un helado por comérselo.
Como quien se baja del colectivo para caminar por esas calles extrañas,
como quien encuentra una mirada que lo devuelve para adentro y cae en el abismo.

¿Cuándo fue la última vez que tuviste miedo?
No por lo que te pudiera pasar,
sino por pensar que tal vez nunca no te pasara nada.

¿Cuándo fue la última vez que preferiste la nada al ser,
un olor a un concepto,
un insomnio a un ansiolítico,
un árbol viejo a un ascensor?

¿Cuándo fue la última vez que te traicionaste,
que te animaste,
que transgrediste,
que te lanzaste,
que tuviste un sueño,
que creíste,
que descreíste,
que te arrepentiste,
que te afirmaste,
que te cuestionaste,
que soltaste lo propio y te abriste a la pregunta?

¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste?


Por Darío Sztajnszrajber

domingo, 5 de mayo de 2013

Pintarse la cara...

-¿Listos? Empiezo eh… A….
- Pará
- M…
¿Nombre con M? Mariano. ¿Capitales con M? Managua. ¿Países? Montenegro. Cosas… Mostrador. Animales: mantis religiosa. Comidas: maní. ¿Colores?... ¿Marrón? No, lo van a poner todos, tengo que pensar otro…
Es un tema con los colores. Siempre hay controversias sobre qué color existe y cuál no. Los colores que yo acepto como válidos son los que todos sabemos desde chiquitos, que serán como máximo unos 20. Pero después hay gente que empieza a inventar colores en base a temas y esos para mí ya no valen ni para el juego del tutti frutti ni para la vida real.
Cuando asocian un color a una fruta: verde manzana, durazno, calabaza, amarillo limón, ciruela, frambuesa, naranja… ¿Se le dirá naranja al naranja por las naranjas, o naranja a las naranjas por el naranja? Quién sabe… Lo mismo con el verde manzana… ¿Por qué no rojo manzana? Es más jugosa, más dulce, la otra es agria, ácida. ¿Ciruela roja o más madura? ¿Cómo sé la diferencia?
Sino están los que le asignan el nombre del color a una cosa, como el amarillo patito, arena, café, chocolate, gamuza, hígado, cremita, verde oliva, esmeralda, piel, salmón, entre tantos otros. Debe ser difícil para un pintor preparar el color café. No sabés cuántas cucharadas de café le tenés que poner. ¿Cargado, cortado, con azúcar o edulcorante señor? El oliva ¿virgen o extra virgen? ¿Chocolate amargo, con leche o blanco? ¿Piel de caucásico, asiático, africano? Es lo más racista que hay decirle “color piel” al tono rosa clarito. ¿Qué hacen los afrodecendientes?
Ya combinar un color con un país es demasiado engorroso. No sé cómo hacen eso realmente, a menos que vayan país por país viendo qué colores tiene cada uno en su territorio o bandera. Pero de nuevo, si no hubiese existido la bandera de Francia, ¿tendríamos un Azul Francia? Lo mismo con el rojo veneciano, Tierra de Treviso, Bermellón de China, Bermellón de Holanda, Amarillo Nápoles, Azul de Prusia, que se dividió allá por la Primer Guerra Mundial, pero nos dejó un color, ojo.
Y ya en el extremo de la tolerancia están los que asignan colores a cosas tácitas. El verde esperanza, el rojo pasión, y todas esa gama de colores que no tiene sentido casi.
Tendrían que ponerse las pilas y hacer un encuentro mundial de colores para definir qué colores existen y cuáles no, en donde participen gerentes de pinturerías, pintores reconocidos, Diego Torres, y hasta que lo llamen a Silvio Rodríguez a ver si un unicornio puede ser azul.
-¡Basta para mí, basta para todos! Empiezo diciendo mis palabras: Nombre: Marcos; Capital: México DF; Países: Mauritania; Cosas: Moco; Animales: Mono; Comidas: Milanesa; Color: Musgo.
- ¡El musgo no es un color!
- ¿Cómo que no? Es un tipo de verde. Esto es musgo por ejemplo… (se señala la remera)
- ¡Eso no es verde! Es rojo.
- Perdón es que soy daltónico, pero el musgo existe… Sino vamos a una pinturería a ver si están en las tabletas de colores.

Pintarse la cara color esperanza - Shrek.