En 1806
Napoleón Bonaparte, que había sido vencido en Trafalgar años antes, impuso el bloqueo regional sobre las mercancías inglesas con el propósito de
arruinar su comercio. Portugal fue una de las naciones que no quiso sumarse a
ese bloqueo. Alguien tenía que ponerle los puntos a Portugal, y como se hacía
en esos tiempos, lo mejor era invadirlos. Para llegar de Francia a Portugal,
ustedes saben, o si agarran un mapa se dan cuenta, hay que atravesar España.
Napoleón le pidió permiso al rey español para pasar por su territorio e invadir
Portugal para que éstos acaten las órdenes. Tratado de Fontainebleau
de por medio, Bonaparte empezó a cruzar España. Cuando iba cruzando territorio
español, El Emperador francés se dio cuenta de lo bien que le vendría agrandar
su imperio, así que derrocó a los reyes españoles y puso a su hermano al mando. Eso no terminó allí, ya que a raíz de esos sucesos
las colonias españolas en América comenzaron con sus revoluciones.
En 1864 Solano López, presidente
de Paraguay, le enviaba una carta a Bartolomé Mitre, presidente de Argentina.
En dicha carta le pedía a Mitre que lo deje pasar por el territorio argentino
para ir hasta Uruguay a ayudar a un sector de la política uruguaya. Según dicen
algunas fuentes, Mitre escondió ese petitorio. Solano López al no recibir
respuesta de Mitre, y sabiendo que Argentina se había mantenido neutral hasta
entonces en los conflictos de la región, pensó que estaba todo bien y que podía
pasar. Cuando el presidente argentino vio que los paraguayos entraron en su territorio,
les declaró la guerra. Pero la guerra no sólo consistió en correrlos del
territorio argentino, sino que, junto con Brasil y Uruguay, exterminaron el 60%
de la población paraguaya y le quitaron 700.000 kilómetros de tierras. Fue la
llamada Guerra de la Triple Alianza.
En 2004 mi mamá, se entera que
me porté mal y se para apoyada contra el marco de la puerta del comedor y me
dice “Dale, pasá que no te voy a pegar”. Sosteniendo una alpargata en la mano
derecha, y dejándome poco espacio para pasar desde el comedor a la habitación,
me hacía creer que todo iba a estar bien. Cuando me logra convencer de que la
alpargata no iba a ser usada con fines de golpearme, encaro corriendo hacia mi
habitación, tratando, cual contorsionista, de pasar por el poco espacio que me
habían dejado. Mientras pasaba y hasta llegar a mi cama, la alpargata fue
impactando en reiteradas veces en mi cola. El castigo no quedó allí, sino que
por dos meses no pude ir a jugar a la casa de ningún compañerito del colegio.
La historia está destinada a
repetirse una y otra vez. A veces se transforma, pero siempre sigue teniendo la
misma esencia. Napoleón, Mitre y mi mamá dijeron “Pasá que no te voy a hacer
nada”, y cuando nos dimos cuenta España, Paraguay y yo estábamos siendo
golpeados por una alpargata.
jajajaja, me mato toda la historia y que al final me cuentes un hecho de tu vida :P ;uy bueno!
ResponderEliminarEs la historia de la vida de la gente jajaja. Gracias por comentar! :)
Eliminarme hizo acordar a la última propaganda de quilmes, esa que pasan por la radio
ResponderEliminarCuál es? Pasame el link.
EliminarEs GENIAL! Por eso amo leer tu blog!
ResponderEliminarBeso enorme Prince :)
Gracias Caro queridaaa! Beso enorme! nos tenemos que juntar :)
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